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Nuestro socio Hussam Radwan nos ha solicitado publicar una breve columna de opinión de su autoría, la que les entregamos a continuación.
 
PARA HABLAR MANDARIN, HAY QUE PENSAR COMO UN CHINO
Escuchamos recurrentemente en medios de comunicaciones, y en conversaciones informales entre comerciantes y consumidores, de que los comerciantes de origen chino “no dan boleta” o “se niegan a dar facturas”, infiriendo de que ellos incumplen las normativas tributarias de mala fe.
Frente a eso, quisiera contar mi experiencia sobre ese tópico.
 
Hace 43 años llegué a Temuco, y hace 41 que tengo mi local, que, cambiando giros, y desde 2016 en un nuevo domicilio, he seguido manejando, con vientos a favor y muchos en contra. El ventarrón más fuerte que me ha golpeado fue el derivado de mi ignorancia del castellano, y con ello, del desconocimiento de las prácticas contables de Chile. En ese entonces tenía un alto nivel de ventas y compras, además de los gastos propios de la operación, y al no tener márgenes muy altos, comencé a presentar un pequeño uso del crédito fiscal. Ahora bien, mi contadora, en vez de advertirme de eso, para que controlara mis compras o corrigiera precios, y sabiendo mi desconocimiento del castellano, determinó nada más ni nada menos que botar facturas. Evidentemente, esto, además de ser incorrecto, generó llamar la atención del SII, empezar a acumular multas e intereses, y cuando el SII se acercó a mí, el costo de la infracción ya iba en 800 mil de la época, lo cual, en términos actuales, serían varios cientos de millones de pesos. Tan injusta parecía esta infracción que hasta el fiscal a cargo de mi caso me dijo: “Si este fuera mi caso, yo dejo todo y me voy de Chile”. Todo esto me pasó por no saber bien el idioma y confiar lo contable en mi contadora.
Traigo esto a colación por la irrupción en los últimos 5 años de una nueva generación de colegas chinos, que han enriquecido la diversidad comercial de nuestra ciudad. En mi caso particular, siempre me entregaron los documentos tributarios que necesité, además de atenderme bien, pero si los comentarios indicados arriba son ciertos, sería menester implementar una capacitación tributaria antes de que inicien sus giros. Eso, con el fin de evitar dolores similares a los míos.